Nada de sala gris, me lleváis a una playa, un bosque, o por lo menos a
un parque si queréis que os cuente lo de la piscina de gel azul. Ahora
sí, lo poco que pude descubrir creo que os va a interesar, porque de
seguro es una superficie de contacto, una interfaz entre cualquiera y el
todo, es también una consola de control de nuestra propia mente, un
flotario relajante, poderosamente introspectivo y viajero en forma de
charca zarca, alberca de turquesa más celeste
o más verdoso según tu ánimo, a medida que te vas familiarizando puedes
usarla como la cabina de mandos de una nave de invasiones o visitas
psíquicas y teletransportaciones físicas, una máquina de soñar, dirigir
sueños y materializarlos, como una alberca de cristal de aguamarina que
concede todos los deseos, es la máquina de las máquinas porque puede ser
lo que tú quieras, ¿veis las posibilidades del asunto?...¿que de qué
está hecha? Eso es todavía más fantástico, mirad, conseguí arrancar un
trozo y traermelo escondido, tocadlo sin miedo si os apetece, de esto
está hecho ese lecho de confort indescriptible que no encuentra
referencias conocidas en nuestra memoria, y el cuerpo no sabe si flota
en líquido, gas, o suavísimo sólido, pero más que ningún baño gustoso o
bolsa de placenta te abraza, te proteje, te acompaña, te sana, te mima,
te escucha y te habla, porque en realidad no se trata de un único bicho,
sino de una colonia de hidrozoos inteligentísimos, que lo son en
extremo juntos, pero también por separado, seres de una curiosidad voraz
y unos afectos pegajosos y dulcísimos, se agitan entre ellos pero
armónicamente en un baile imperceptible como nuestros pirosomas gigantes
a la deriva. ¿De dónde los sacan? Creo que los pescan, o más bien los
convencen pacientemente, uno a uno, cerca de fumarolas activas, en los
océanos que hay bajo los hielos de la luna Europa .
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