Alcanzar la desnudez...
Santoka
Mi compañía tiene más de cien pilotos de todo el mundo repartidos por los desiertos de cuatro países. Sin contar con el poderoso y misterioso efecto del desierto, la mayoría ya son por naturaleza bastante excéntricos, si no fuera así, estarían trabajando detrás de un ordenador en sus países, o en una aerolínea. He preguntado por los casos más curiosos y me han contado que uno de los destinados en Arabia Saudita se convirtió al Islam, y en el campo argelino KFK, un neozelandés se paseaba desnudo por las dunas gigantes que rodeaban el campo. Recuerdo esas dunas, estuve allí un mes y medio y las bauticé a todas, la del mamut muerto, el monte Meru, el caballo que bebe, la pirámide, también conocida como el cine de la antorcha, y camino de la pista, la duna de la serpiente Uluru. Cuando yo estuve allí no nos dejaban pasar más allá del perímetro de vallas y alambradas, por eso no hubo otro piloto andando desnudo por el desierto.
Mi compañía tiene más de cien pilotos de todo el mundo repartidos por los desiertos de cuatro países. Sin contar con el poderoso y misterioso efecto del desierto, la mayoría ya son por naturaleza bastante excéntricos, si no fuera así, estarían trabajando detrás de un ordenador en sus países, o en una aerolínea. He preguntado por los casos más curiosos y me han contado que uno de los destinados en Arabia Saudita se convirtió al Islam, y en el campo argelino KFK, un neozelandés se paseaba desnudo por las dunas gigantes que rodeaban el campo. Recuerdo esas dunas, estuve allí un mes y medio y las bauticé a todas, la del mamut muerto, el monte Meru, el caballo que bebe, la pirámide, también conocida como el cine de la antorcha, y camino de la pista, la duna de la serpiente Uluru. Cuando yo estuve allí no nos dejaban pasar más allá del perímetro de vallas y alambradas, por eso no hubo otro piloto andando desnudo por el desierto.
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