Encapsulado en la piedra de un viejo imperio,
el fuego santo se ríe de los espectros de reyes tallados,
porque somos universidad, calavera y rana,
que se cena con gusto la cátedra de Fray León,
amor y gozo derretidos en fosa común abierta,
como decíamos ayer,
severidades y carcelillas a la mar,
Méjico y Marruecos nos acompañan sin rencor,
en la maravilla de que te den y no te quiten,
antorchas de piedra en la noche,
flamígeros los poetas,
con lotos floreciendo hasta en los sobacos,
vertidos en uno, tejiendo un nuevo imperio
sin poder alguno,
libre verso, libre universo,
tequila para todos,
y apúntaselo al Comendador.