LA TIERRA DE LA PIEDRA NEGRA


¿Querrían convertirse en desiertos en el desierto,
en luz naranja de risa y llanto,
volverse viento y dicha en la arena, néctar, escalofrío, libertad...

lunes, 5 de abril de 2010

EL PALMAR INSALVABLE




A Pepe Barea, "Pepino".


Bóvedas de castañuelas trenzadas cubrían las bóvedas del chiringuito pre-romano, las vidrieras mezclaban estrellas y luciérnagas de plancton fosforescente. El Palmar era insalvable, aunque hubiéramos compartido ritualmente la mortadela de plástico con pan del alemán de Conil, suma totémica de cerdo, grano, y brujas. Todos sabíamos que El Palmar era insalvable, pero convertimos el velatorio en fiesta, y sobre la plataforma, el niño Jezú de Jerez y el Doctor Guasa pinchaban fanfarrias de alegre olvido para los gitanos de Sepia-Labari. Al otro lado del ventanal abierto, donde estaban el Pepino y el Fontanero adivino, sólo había ladrillos volando con chanclas, bravos astroquímicos descuartizados, quimionautas derivando, psicopompos perdidos y neuroguerreros derrotados en caída libre, como caballos con ojos blancos cabalgando Ketolar 2000 mg. lejos de sus intestinos expuestos al aire , porque el rayo del sol negro había derribado la torre vigía, Zigurat de Bab-Ilu, y ciao puerta y escalera celeste, y por mucho que la buscaras la mente sólo era lluvia de colores, porque todo lo construido por el empeño desaparece y el buscador muere. Ahora sólo queda despedirse, toma una manta, nos vemos en el suelo natural sin orden, en el fondo que todo lo recibe, escombrera devorada por malezas, paseo marítimo de arena, casa rota de dios.

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