De almas gaseoso el río Ganga
sobre el que te inclinas para incendiar la navecita con flores ofrecidas,
y por accidente mojas tu pañuelo con el caldo que contiene toda la podredumbre
del dolor de los hombres, los bebés atados a piedras, las cenizas,
los miembros de los pobres que no ardieron, las bestias todas,
las flores viejas en serpientes naranjas que no quieren hundirse,
y al subir los escalones ya estamos casados
por la mona que ignora nuestra ignorante especie
mientras se termina con deleite un trocillo de harina frita,
casados por las piras funerarias y la tizne y el brasero que nunca se apaga
en el templo de Manikarnika Ghat,
amor, hemos llegado, después de muchos cuerpos,
para asomarnos sin miedo al abismo del tiempo y lo finito,
y reír temblando frente al gran sumidero y su espiral,
muerte, matrimonio, fuego, origen…
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