Mar, mar, mamá mar, lo dicen los libros, en tu caldo empezó el mundo, era de noche
y amaneció la luna, unas algas verdiazules se mecían en una marisma caliente fabricando el primer aire, unos bichitos sencillos se agitaban nerviosos y hambrientos de mutaciones, y ahora no lo recordamos, pesan los millones de años, pero cuando un hombre desnudo se te acerca siente calma de familia y maravilla de lo extraño, confunde las estrellas con la estela fosforescente de las noctilucas, y se sabe hijo, niño jugando en la rompiente, océano de consciencia alegre en la vieja cuna de tu orilla.
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