Ayer, en la sede de la Peña Flamenca de Moguer, durante la celebración del XII Encuentro de Poesía Voces del Extremo, en una tarde fría y gris, apenas a 24 horas de mi regreso del viaje que me ha llevado a recorrer el norte de México durante casi un mes, todavía con el jet lag y un resfriado galopante, rodeado de un pequeño grupo de amigos y queridos poetas, me hicieron uno de esos regalos que tocan el corazón, por su sencillez, por su grandeza, por todo lo que simboliza y significa, ha sido un momento entrañable y emotivo que me gustaría compartir con quienes quiero y siento cerca, quienes me haceis ser lo que soy. Gracias a quienes crearon esta cadena de amor, a Daniel Macías que nos inició, a Antonio Orihuela que le dió forma, a Antonio Gómez que me entregó el relevo, y a quienes la llevaron y a quienes la llevarán, por mantener viva esa parte de la vida que no se rinde, por la dignidad y devoción con la que entendemos y compartimos los sueños. Lo más hermoso de este premio no es recibirlo sino compartirlo, porque carece en absoluto de valor material, y de valor literario, y de repercusión mediática, porque es efímero y transitorio como la vida, y sólo tiene sentido cuando se ve como una piel común que poco a poco y entre todos iremos tejiendo. Con mis errores y cicatrices pero también con la ternura e intensidad que proclamo y me caracteriza, espero que el tiempo que sume a esta casaca sea un tiempo lleno de amor y conocimiento, de dignidad hacia otro mejor. Gracias
http://www.youtube.com/watch?v=8tKfYwc4zxA
el enlace lleva la música que atesora ahora mi corazón
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