Contemplando la virtud de las encarnaciones previas al despertar, como aquella en la que el wannabe Buda troceó su propio cuerpo para alimentar a fieras hambrientas, me regocijo. Como decía mi Guru, cuando tengo tiempo me regocijo, y así voy sumando puntos. Sigo aprendiendo, y te observo comprando comida en el chino para el Polifemo del bar (con gruta en un garaje), consolando a la que mata y muere enloquecida por tí aunque venga a vernos con cuchillos y pistolas, invitando a la cena de fin de año a todos los expatriados y poetas wolof del fin del mundo, a los que como yo no espérabamos nada y de pronto lo encuentran todo en un mar que hierve de vida alegre y mece a sus seres en las olas del bien, como trozos de mar o pétalos, como tu calle, heliotropo sin salida.
2 comentarios:
y la loquita sale contenta da esto brillante cuento,
se rie de si misma,
le ha gustado muchisimo
asi tan mucho que sigue perdida en su mar de amor..
budas, seres, locura, pasión, mar, todo comparte un único sabor, el sabor de la sal que quema y conduce a la liberación,
un besito loco.
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