He aquí al hombre, la caricatura del hombre de faz y dignidad aplastadas,
la mirada perdida, la boca muda y emparedada, como joven jubilado,
sinpapeles enfermo, o viejo independiente, he aquí al nuevo hombre,
que no reside, no trabaja, no consume, no habla, como un chiste feo
que viral se multiplica con despidos y desahucios, he aquí al hombre,
con cara de cero, con cara de sombra, con cara de nada,
la restauración monstruosa que place a los mercaderes ya está acabada,
y por fin he aquí al hombre, uno se lava las manos y otro lo apuntilla en la tabla.
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