LA TIERRA DE LA PIEDRA NEGRA


¿Querrían convertirse en desiertos en el desierto,
en luz naranja de risa y llanto,
volverse viento y dicha en la arena, néctar, escalofrío, libertad...

miércoles, 10 de diciembre de 2008

ALMUERZO DE PERROS Y HUESOS ROTOS

Angola, Sudán, Birmania, Somalia… Cuando no viajo sigo viajando a través de las palabras de otros viajeros. Hoy el mecánico canadiense, mientras se sacaba pequeños trozos de hueso de la boca, ha contado en el almuerzo como una vez que estaba viajando por la nieve en sus esquíes, uno de sus perros, tiene dos, parecía tener serios problemas de estreñimiento, hasta que descubrieron que tenía atravesada una aguja de coser en el esfínter. Esta historia, contada con todo lujo de detalles, no me pareció desagradable, pero si demasiado larga y aburridísima. Yo hice un esfuerzo y aparenté escucharla atentamente de principio a fin. Sólo somos tres a la hora de las comidas y esa es toda mi vida social, por eso la cuido tanto. Las historias del anciano capitán noruego eran más difíciles de entender, pero atrajeron mi atención mucho más, la guerra civil en Angola, los campamentos infernales de Darfur, trescientos mil cadáveres flotando en el delta del Irrawaddy, y en Somalia el hotel sin techo, las ventanas cubiertas de planchas metálicas, los vuelos para la Cruz Roja que quería salvar a los niños de un pueblo S.O.S. de los colocadísimos señores de la guerra, y los perros, los perros otra vez, hartándose de cadáveres humanos en las calles de Mogadiscio. El cocinero nepalí es un monstruo en todas las recetas tradicionales de la comida india, pura fantasía y sabor, aunque hoy nos ha puesto demasiados fragmentos pequeños de huesos. El mecánico está decidido a conseguirle una sierra para que corte bien la carne congelada.

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