LA TIERRA DE LA PIEDRA NEGRA


¿Querrían convertirse en desiertos en el desierto,
en luz naranja de risa y llanto,
volverse viento y dicha en la arena, néctar, escalofrío, libertad...

lunes, 8 de diciembre de 2008

CAPITÁN ALÍ






¿Qué puedo hacer, musulmanes? No sé lo que soy.
Jelaluddin Rumi



Hoy es la fiesta del Sacrificio, todos los musulmanes que puedan sacrificarán un cordero con su cabeza mirando hacia la Meca. Los cinco días del Hajj, la peregrinación a la Meca, terminaron ayer, Sheitan ya ha sido lapidado. Hoy También es día de cambio de tripulación en nuestra nave y el viejo capitán Philippe regresará a su pueblecito en la serranía de Ronda, a su finca de encinas y alcornoques. Todos los deberes están hechos, cuatro ojos vigilan lo poco que hay que vigilar y el piloto automático nos lleva tranquilamente camino de Dammam.Philippe ha sido una compañía inteligente,divertida y afectuosa, durante mi primera semana en el Rub al Khali. En su último vuelo no quiero callarme y quedarme perdido en mis fantasías como de costumbre e intento empezar la cháchara con lo primero que agarro en mi cabeza.
- Menos mal que no ha habido ningún atentado en la Meca.
- No es tan fácil, hay muchos controles, mucha seguridad...cuando yo estuve allí...
Entonces algo espabiló mi modorra mañanera, datos conflictivos, una alarma en el reino de todas las conversaciones predecibles.
- ¿Cómo que has estado en la Meca? No puedes haber estado en la Meca, a no ser que seas...son muy estrictos con eso...¡Tú eres el Capitán Alí!
Philippe asintió sonriendo. Ya había escuchado que había un piloto en Arabia Saudí que se había convertido, pero ni por un momento se me ocurrió que pudiera ser él. Y empezó a contarme sus razones: -Cuando vas a una iglesia en Europa, te las encuentras vacías, con tres o cuatro viejos, me hacían sentir triste, como ser parte de una fe que agoniza, convertirme fue como renovar mi fé en Dios, empezar a formar parte de una verdadera comunidad religiosa, una fe viva...
Después vinieron los detalles, como una vez al pasar por la puerta de una mezquita en Libia sintió una llamada y un escalofrío que le recorrió el cuerpo, y sintió un fuerte deseo de unirse a la oración, al Salat que estaba teniendo lugar a sólo unos metros de él. Meses después una visita a un imam en una base mlitar de Riyad,razonables explicaciones sobre el sentido y las obligaciones del Islam y salió de allí con el papel que certificaba su conversión y un nuevo nombre, Alí. Después vino la peregrinación a la Meca, dos piezas de algodón sin costuras, calzado sin costuras, el cuerpo afeitado, contagiarse de pisar un ombligo del mundo con seres venidos de todo el mundo, la hermandad, la igualdad,la unión, purificarse, renacer.
En el viaje de regreso vuelo con un noruego más viejo que Philippe, le quedan dos años de jinete del aire. Vive en Birmania con su joven esposa desde hace seis años, no puedo quitarme de la cabeza al capitán Alí, su buen humor, su serenidad, lo que me dijo sobre como se abrazó con los paquistaníes, los yemeníes, los saudíes, después del Salat del amanecer de hoy en el contenedor-mezquita. El acento del noruego es terrible, las aguas del Golfo ya quedaron atrás y estoy otra vez rodeado por el Rub al Khali hasta el fin de todos los horizontes. Yo también he terminado mi peregrinación, ya he llegado al desierto, ayer me apedrearon.

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